Por el proceso de la fotosíntesis, los árboles transforman la energía luminosa del sol, en energía química, captando Co2 de la atmosfera, y al combinarlo con el agua que absorben del suelo, liberan oxígeno. En la formación de un metro cubico de madera, el árbol absorbe aproximadamente una tonelada de Co2.
Por todo esto, podemos afirmar, que los árboles son auténticos almacenes de Co2.